GINEBRA (17 de septiembre de 2025) – El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, afirmó el miércoles que las primeras condenas dictadas por la Jurisdicción Especial para la Paz, el tribunal de justicia transicional establecido en Colombia por el Acuerdo de Paz de 2016, son un “hito crucial en el camino hacia la rendición de cuentas”.
“Tras décadas de atrocidades tras atrocidades, estas condenas representan un paso fundamental en la lucha contra la impunidad en Colombia y en el cumplimiento de los derechos de las víctimas a la verdad y la justicia”, afirmó Türk.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) es el componente judicial del Acuerdo de Paz de 2016 firmado entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).
En su primera sentencia, la JEP condenó a siete miembros del Secretariado de las FARC-EP a la máxima pena posible por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad relacionados con más de 20.000 secuestros y otros delitos graves, como tortura, violencia sexual y desapariciones forzadas.
La Jurisdicción Especial para la Paz permitió a los acusados la opción de negar sus delitos o reconocerlos. Los siete acusados decidieron optar por esta última vía. Esta “ruta del reconocimiento” significa que, en lugar de cumplir penas de prisión, se enfrentan a restricciones de movimiento. A lo largo del proceso, los acusados tuvieron que contribuir activamente al proceso de justicia restaurativa, ayudando a la búsqueda de la verdad más allá del reconocimiento del daño causado. Además, los condenados están obligados a participar en actividades de restauración, como el desminado humanitario, la ayuda en la búsqueda de personas desaparecidas y la contribución a proyectos de memoria. Todas estas actividades requieren una organización adecuada y una financiación suficiente para ser llevadas a cabo de forma eficaz.
“Ahora le corresponde al Gobierno tomar medidas para que se den las condiciones administrativas, presupuestarias, legales y de seguridad necesarias para garantizar que las sanciones se apliquen de manera efectiva y que la rendición de cuentas esté plenamente integrada en el sistema”, afirmó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Se espera que pronto se dicte otra sentencia sobre graves violaciones de derechos humanos, asesinatos y desapariciones forzadas de civiles por parte de agentes estatales, presentados falsamente como bajas resultantes de combates.
La Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas apoyó la creación del JEP y ha prestado asistencia técnica para sus investigaciones, velando por que la protección, los derechos y la participación activa de las víctimas y los testigos siguieran siendo el centro de su labor, tal como se solicita en el acuerdo de paz.
Al mismo tiempo que saludó estas condenas, el Alto Comisionado advirtió que en Colombia no solo continúa el conflicto armado, sino que las violaciones de los derechos humanos están aumentando. Entre ellas se incluyen, además de muchas otras, el asesinato de personas defensoras de los derechos humanos y el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes por parte de grupos armados no estatales. Türk también destacó que las actuales violaciones de los derechos humanos afectan de manera desproporcionada a los pueblos indígenas, a las comunidades afrodescendientes y a las mujeres.
“La aplicación de los acuerdos de paz rara vez es un proceso sencillo o sin complicaciones; a menudo requiere años de dedicación y esfuerzo. Estas condenas ponen de relieve los progresos realizados, pero también la importancia de seguir dando prioridad a la aplicación del Acuerdo de Paz de 2016 para evitar nuevas violaciones y sufrimientos”, afirmó Türk.
FIN
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Colombia: First convictions for crimes committed during internal conflict are a milestone for accountability – Türk
GENEVA (17 September 2025) – UN High Commissioner for Human Rights Volker Türk said on Wednesday that the first convictions handed down by the Special Jurisdiction for Peace (SJP), the transitional justice tribunal established by the Colombia 2016 Peace Agreement, are a “crucial milestone on the path to accountability”.
“After decades of atrocity upon atrocity, these convictions represent a fundamental step in the fight against impunity in Colombia and in fulfilling the rights of victims to truth and justice,” said Türk.
The SJP, or Jurisdicción Especial para la Paz, is the judicial component of the 2016 Peace Accord signed between the Colombian State and the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC-EP).
In its first ruling, the SJP convicted seven members of the FARC-EP leadership to the maximum possible punishment for war crimes and crimes against humanity linked to over 20,000 kidnappings and other serious crimes, such as torture, sexual violence, and enforced disappearances.
The SJP allowed defendants the option to either deny their crimes or acknowledge them. The seven defendants decided to take the latter route. This “recognition route” means that instead of serving custodial sentences in prison, they face restrictions on their movement. Throughout the process, the perpetrators had to contribute actively to the restorative justice process, contributing to truth-seeking beyond the acknowledgement of harm. Furthermore, those convicted are mandated to participate in restorative activities, such as humanitarian demining, assisting in the search for missing persons, and contributing to memorialization projects.
All these activities need proper organization and sufficient funding to be carried out effectively.
“It is now up to the Government to take action so the legal, budgetary, security, and administrative conditions are in place to ensure that the ensuing penalties are effectively enforced and that accountability is fully embedded in the system,” said the UN Human Rights Chief.
A further judgement addressing serious human rights violations, “murders and enforced disappearances of civilians by state agents, falsely presented as casualties resulting from combat,” is expected to be issued soon.
The UN Human Rights Office supported the creation of the SJP and has provided technical assistance for its investigations, ensuring that the protection, rights, and strong participation of victims and witnesses remained at the centre of its work, as requested in the peace agreement.
While hailing these convictions, the High Commissioner cautioned that not only is the country continuing to be affected by armed conflicts, but that human rights violations are on the rise. These include, among many others, the killing of human rights defenders and the recruitment of children by non-state armed groups. Türk also stressed that current human rights violations are disproportionately affecting indigenous peoples, Afro-descendants, and women.
“Implementing peace accords is rarely a smooth or straightforward process; it often requires years of dedicated effort. These convictions highlight the progress made, but also the importance of continuing to prioritize the implementation of the 2016 Peace Accord to prevent further violations and suffering,” said Türk.
ENDS
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