En abril del presente año, durante el 56 período de sesiones de la Comision de Derechos Humanos, presente el Informe sobre mi Oficina en Colombia. Al hacerlo, reconocí los importantes esfuerzos que se están realizando para encontrar una solución negociada del conflicto, y alente con vigor al Gobierno y a la guerrilla para que continuaran buscando la paz. Al mismo tiempo, exprese mi preocupación por el hecho de que, pese a tales esfuerzos, se observa un notorio deterioro en la situación de los derechos humanos y una marcada degradación del conflicto interno, con muy graves consecuencias para la población civil. En este aspecto, hice particular énfasis en la importancia y en la urgencia de celebrar un Acuerdo Global de derechos humanos y derecho internacional humanitario, en el cual se contemplen adecuados mecanismos internacionales de verificación y cooperación. Este mensaje fue reiterado por los Estados miembros en la Declaración del Presidente de la Comisión, donde se hizo un llamamiento a las partes para que contemplarán el Acuerdo Global como una prioridad.
Deseo hacer un llamado al Gobierno de Colombia y las FARC para que consideren como cuestión prioritaria la discusión del ya mencionado acuerdo. Creo firmemente que ha llegado para las partes el momento de asumir claros compromisos en la garantía de los derechos humanos y el respecto por la normativa internacional humanitaria. Un acuerdo de esta naturaleza resulta esencial, tanto para dar mayor viabilidad y legitimidad al proceso de paz, como para avanzar en la discusión de temas que, eventualmente, contribuirán a la configuración del perfil de una nueva Colombia. En este momento dicho acuerdo representaría un significativo gesto de paz, particularmente si en él se establecen mecanismos para proteger a la población civil y lograr la efectiva salvaguardia de los derechos y libertades fundamentales de todos los colombianos.