Niños:
- Aunque al parecer los niños muestran menos síntomas y padecen tasas de mortalidad inferiores por el COVID-19, a diario las medidas adoptadas para prevenir y contener el virus han puesto de relieve importantes riesgos en lo relativo a la protección de los menores. Los Estados deben prestar especial atención a las necesidades y la protección de los niños al concebir y aplicar sus respuestas a la pandemia y sus planes de recuperación. El interés superior del menor debería ser una consideración primordial en cualquier estrategia de respuesta.
- El derecho a la educación ha quedado sin efecto para más de 1.500 millones de niños en el mundo entero, ya que en 188 países se ha clausurado el sistema nacional de enseñanza. Probablemente las niñas sean las más afectadas por estas medidas, ya que en muchos casos se les exigirá que equilibren la educación con las tareas hogareñas, dispondrán de menos acceso a las oportunidades de educación a distancia y correrán un riesgo mayor de tener que abandonar completamente los estudios, lo que a largo plazo tendría una especial repercusión sobre su educación, salud y oportunidades económicas.
- Las cuarentenas y las órdenes de confinamiento también perjudican la salud física y mental de los niños. El hecho de permanecer confinado en el hogar puede exponer a los menores a un riesgo mayor de violencia, incluso de mal trato físico y violencia sexual. Es preciso que, con carácter prioritario, se mantengan los servicios de apoyo y los albergues para los niños que están en situación de riesgo.
- Millones de niños se enfrentan a la pobreza, ya sea porque sus familiares han enfermado o porque no pueden trabajar. Los menores que se encuentran en situación de vulnerabilidad, entre otros, los niños de la calle, los migrantes y los refugiados, los que son víctimas de la trata de personas o el contrabando, los niños que viven en zonas de conflictos y los niños que viven con discapacidades, están especialmente amenazados.